“Hacer las cosas bien es más importante que hacerlas”, con Laureano Márquez

Ganador del Premio Internacional a La Libertad de Prensa en Nueva York, en 2010. Hace reír con punzadas de reflexión. Dicen que en todos los chistes hay verdades, ¿no?

“Le presto mucha atención a la crítica, para indagar si yo debo hacer un cambio a raíz de eso”. 

– Laureano Márquez

¿Quién es Laureano Márquez?

La hoja sigue en blanco. Laureano lleva horas frente al computador y no hay manera… no hay ni una palabra escrita. Es irónico porque hay mucho que decir, pero la presión y la responsabilidad a veces pisan muy duro las manos dejando los dedos inmóviles. En estos momentos también la “musa” se esconde. Bien escondida, además. Ni pudiera ponerle una pistola en la cabeza, como diría Leonardo Padrón. 

Se siente como un parto. No es como si él supiera exactamente cómo se vive uno, pero la analogía es válida. Se está creando algo de la nada para exponerlo, no como si fuese una escultura que llevará polvo, sino como algo que causará impacto, comenzará conversaciones y hará que continúen otras importantes, quizá promueva algunos cambios, o al menos cambie algunos puntos de vista. Así vive el humor: como un oficio serio.

Laureano así lo sigue asumiendo, con responsabilidad y compromiso. Tomando el humor como el vehículo para decir lo que hay que decir, como un acto de irreverencia que solo busca la defensa acérrima de los derechos humanos. No hay manera de tomárselo a la ligera, pero sí que se puede hacer con humor, con esperanza, honestidad, “coherencia interna” y empatía. 

Sobre el invitado

Como él mismo dijo en la entrevista, los humoristas pasan por un proceso muy disciplinado y difícil de creatividad, un proceso muy en serio, lleno de dudas e imperfectos, en donde se tiene que estar preparado para errar, fracasar, pero sobre todo, aprender. 

Y vaya que Laureano ha tenido momentos como esos. Pero lo más curioso, y también lo más valioso, es la habilidad que tiene para darle la vuelta y convertir cada obstáculo en una oportunidad. Está en constante formación y descubrimiento de su esencia y del sello que quiere dejar en su país. 

A pesar de los reducidos momentos de risa en este episodio, lo que realmente te dejará con una sonrisa es su forma de ver la vida, de ver el oficio, el trabajo, el esfuerzo y la disciplina pero sobre todo el éxito y la felicidad, no como metas por las que se trabaja incansablemente hasta los últimos momentos, sino como únicos vehículos para llevar una vida honrada, haciendo las cosas bien y por el bien de todos.

Te puede interesar: Entrevista a Josefina Mondolfi, bailarina venezolana de la Escuela del Ballet Bolshoi.